CAMINOS OXIDADOS.
Hay días que te levantas y la niebla ha ocupado la totalidad de tus posibilidades. El miedo y la incertidumbre, entonces, se hacen fuertes y golpean y golpean, reventándote por dentro, mostrando solo imágenes hirientes de pasos perdidos, de rostros perdido, de latidos perdidos, que te ponen, otra vez, en peligro.
Hay días, que no soportas tener que cargar con tus huesos, tu cuerpo, hablar con tu voz o pensar, porque los pensamientos rebotan por ti como si fueras una inmensa caverna y su eco dobla, duplica, triplica tu umbral del dolor.
Hay días en que no sabes ni por dónde, ni cómo empezar, y vas y vienes vencido, silencioso, inoportuno. Enciendes las luces de emergencia pero, lo sabes muy bien, no permitirás ningún rescate. Un estado lacónico y lento que te debilita y lastima hasta límites que no sabías tener.
Hay días de caminos oxidados, solo.
Comentarios
E
Gracias, E. Seguimos caminando.
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