DULCES MAREAS. LAS MEMORIAS DEL CIUDADANO PEZ. Pez feliz



Muchas veces dejo que la corriente me lleve sólo por la orilla de la tristeza, lo sé. Mis ojos miopes se chocan sólo contra ella y yo, encima, le pongo una voz desgarradora que me hunde un poco más en mis dramas y que consigue, seguro, arrastrar a otros peces quitándoles las ganas de pelear. Quiero disculparme y hoy es un buen día.

Soy el ciudadano pez, que vive dos vidas, que tiene la suerte de poder empaparse, mientras  busca, de lo que ocurre sobre y bajo los puentes. Ambas vidas, distintas. Ambas, ricas. Ambas, mejorables. Ambas, parte de la aventura que decidí iniciar para curarme de la soledad crónica.

No siempre la que surge bajo los puentes es la peor,  la más dura, fría y difícil. Aquí abajo, también se siente con mucha fuerza el calor contagiarte de los pasos compartido, de los ciclos naturales, de las señales que llenan de esperanza a este pez que se siente muy  feliz, de cuando en cuando.




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