DULCES MAREAS. EL DIARIO DEL CIUDADANO PEZ. Pez de colores
No encuentro manera de evitar, tampoco sé muy bien si quiero hacerlo, que este color y este calor me reconcilian con la vida que tanto temo. No quiero olvidar cómo y por qué llegué hasta aquí, ni lo duro que fue aceptar que cubrirme con una piel de escamas era mi única cura.
Supongo que en alguna tregua se habrá fraguado alguna paz creíble y duradera. Primavera, bandera blanca, pacto, inicio... ¡Ojalá, por dios!
No me gusta estar solo. Observar sereno, sí. Mirar, vigilar arriba y abajo de mis puentes, sí. Adivinar en los demás lo que deseo, sí. Soñar, sí. Solo, no.
Me asusta necesitar algo más que mis orillas y no ser capaz de alcanzarlo. El miedo a que este bullicio de vida explotando en mi nariz me lastime y me ciegue de nuevo, me tiene paralizado. Sin embargo, el olor a primavera me empujan sin remedio a intentarlo.
Pez de colores.
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