Vamos, mueve ficha
Hace aproximadamente tres años -aunque lo sospechaba desde antes- me dí cuenta de que si alguien iba a formar parte del selecto club de excluidos del sistema enredado y viciado en el que vivimos, ese alguien era yo
Daba miedo pensarlo y miedo sigo pasando cada una de las interminables noches en blanco de cada larguísimo día, dándole vueltas y vueltas a una posible solución o, al menos, a la formula para encontrar el rastro de ese clavo ardiendo al que asir mi vida en su totalidad; porque, que no se engañe nadie, hay que tener mucha salud mental, ningún sentido del vértigo o llevar un chip de vencedor, para mantener la calma y la percepción de uno mismo a salvo. Lo primero que cae (al menos en mi caso)cuando has dejado de existir para quienes parecía que existías y en aquellos lugares donde parecía que existías, eres tú.
Así las cosas, ha llegado el momento temido y terrible de aceptar que estás solo, que nadie va a llamarte, que nadie te va a prestar ni su varita mágica ni su atención; que la recuperación está en ti y tiene que empezar en ti. Eres el cofre del tesoro; la solución, no el problema.
Estés preparado para pensar así o no; estés agotado de pelear contra gigantes olvidadizos y sinvergüenzas o contra la peor versión de ti mismo; estés triste, dolido y enfermo de pena; estés perdido entre informaciones, datos, humo, normas, esperanzas, consejeros, captadores, decretos, planes, agencias, milagros on line o soluciones a la carta ..., estés como estés, hay que actuar.
Tu vida -la que te gusta- te está esperando y tú vales tu peso en oro, que no se te olvide. No permitas nunca que nadie, ni el miedo, te diga o te haga sentir lo contrario.
Vacíate, escúchate y actúa.
Tú y yo, ¡vamos allá!
Comentarios
¡Muchísimas gracias, Mercedes y bienvenida a este Camino!
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