DE MAÑANA. Curiosidad siempre

Si algo espero no perder nunca es la curiosidad. Me mantiene alerta, activa  y viva.

Y no me refiero a curiosear y destripar vidas ajenas;  tampoco a navegar por los inmaculadas,  novísimas y transparentes  páginas web que arrojan información aburrida y de escasa credibilidad en muchos casos; tampoco me refiero a la climatología ni a la prensa de colores.

Mi curiosidad está fuera y dentro de mí, trabajando siempre, al acecho de cada salida y cada  puesta de sol, del brillo de la luna, de las mareas que suben y bajan, de lo cotidiano y lo extraordinario, del sabor dulce de unos buenos días o la carrera nerviosa de mi perro al verme.

Siento curiosidad por el tono y la fuerza de la voz de quienes me rodean; de su tristeza o su alegría, de sus gesto, de su prisa, su silencio o necesidad auténtica.

Siento curiosidad por cómo poder crecer mejor y cómo devolver, al menos, tanto como  he recibido.

Siento curiosidad por cómo comprender, desenredar, facilitar, aportar, por decidir sin herir.

Siento curiosidad por cómo construir eficazmente.

Siento curiosidad por cada camino, cada palmo del camino, cada arena, piedra, hierba u hormiga que camina a mi lado.

Siento curiosidad y respeto por cada habitante de este planeta y por aprender de cada uno de ellos y pretendo formar un círculo gigante, una cadena de favores, un sistema inagotable de bondades y equilibrio.

Nada más

¡Muy buenos días, caminantes!¡Hola, querido lunes!


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