DE MAÑANA. Verte sin mirar a fondo



Nada me produce más tristeza que la mirada de los burros y la sensación que trasmite de cansancio y monotonía extrema. La verdad, es que pocas veces los he visto en libertad; siempre ha sido en mercados y en atracciones de feria, que no son paraísos precisamente. 

Últimamente el reflejo que me devuelven de mi misma los espejos y los acontecimientos es igual a la de un burrito cansado y triste que sigue dando vueltas y vueltas a una noria;  agotado y cabizbajo y sin poder esquivar la rutina y  el destino.

El caballo ganador, el pura sangre que habita en mi, desaparece. El pánico me invade y los errores se multiplican de modo exponencial. Miro sin mirarme bien a fondo. Pierdo la confianza y la potente y sólida imagen que tras muchísimos años de trabajo constante he construido, se me viene abajo como un castillo de naipes. Me convierto en un animalito agotado y sumiso que acepta sin más lo que llegue y la carga que quieran ponerle encima. 

El miedo es libre y juega muy bien a las cartas.

Burro o caballo, soy yo y, con o sin temores o cansancio, no puedo dejarme arrinconar por una imagen y una sensación que solamente veo y siento yo.

Ese es mi siguiente objetivo: mirarme bien a fondo y verme realmente como soy. 

¡Muy buenos días, caminantes! ¡Vamos allá!




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