DE MAÑANA. Todavía hay tiempo para uno más... espero
Este enorme fin de semana, necesitaba descansar.
La mejor forma que conozco para ello es caminar y caminar; ver y ver; subir y bajar... En una palabra: agotarme.
No hay peor cansancio que el de la mente y la mía, me estaba pidiendo a gritos una tregua, un pacto, un algo... y la entiendo porque no se puede utilizar de forma tan desigual la musculatura.
Supongo que no es el mejor momento el otoño para enfrentarse a preguntas complicadas con respuestas definitivas o al menos distintas,comedida, ajustadas y adecuadas.
"Estoy muy cansada y desganada. Desorientada", le dije a mi psiquiatra en mi última visita. Su respuesta, más o menos, vino a decir que cuesta aceptar que la vida pasa y que hay que ir acomodándose a las nuevas etapas sin "machacarse". ¡Bingo! De nuevo acertó.
Vuelvo al fin de semana. Flandisca de Asís y yo hemos hecho algunos kilómetros entre hojas, setas y vientos capaces de ventilar a cualquiera. Ella ha conseguido sacarme de casa, que vuelva a algunos caminos antiguos por lo que otros paseos y otros canes me libraron de otras malas vibraciones.
En cada periodo de mi vida, en cada "estirón", he ido acompañada de algún perro: Igui, un golfo conquistador; Meiga, todo inteligencia; Zacarías, gafe e inoportuno; Pispa, la reina de mi mini reino; Pocha mi doble y ahora, de fin de semana en fin de semana, Flan, divina y reparadora Flan.
Echad la cuenta....
Todavía hay tiempo para uno más.
Espero.
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