DE MAÑANA. Los caminos que llegan a todas partes



No me da miedo echarme andar por caminos desiertos porque descubrir lo que hay al fondo, aunque sea más camino, puede con cualquier temor.
Mi coche, no sabe que no es un todo terreo; mi corazón, que no tiene veinte año; mis pulmones, que se asfixian con aire tan limpio y yo, no acabo de aprender que la soledad tan solitaria tiene un peligro principal: necesidad de ayuda.
No creo que pueda corregirme ya y la verdad, debería hacerlo. He llegado a esa edad justa en la que puedo saltar y trepar todavía, pero también, casi a esa otra que me vuelve frágil y quebradiza. .
Caminar en compañía no es lo mismo y además,  quien pasea a mi lado -excepto mis perros- se aburre. Soy caprichosa, paro, miro, fotografío, me asomo, huelo... pero no hablo, me sumerjo en lo que el paisaje quiera  ofrecerme y le arranco mucho más de lo que enseña,
Mis caminos llegan a todas partes y cada uno es único y maravilloso.
Mis caminos me devuelven sana y salva y a cambio, regresar, es mi promesa.
Buenos días, caminantes.
¡Vamos allá!

Comentarios