DE MAÑANA. Que me aspen si lo entiendo
Sí, que me aspen si lo entiendo y no es mi intención competir con San Andrés, el pobre. Atónita, voy de periódico en periódico, de informativo en informativo y de tertulia en tertulia y mi gesto de incredulidad y mi asombro mayúsculo no paran de crecer.
¿Qué está pasando aquí? ¿De verdad nos merecemos estos padres de la patria que solamente buscan satisfacer su ambición a costa del sacrificio de todos? Estamos permitiendo que nos llamen tontos a la cara sin pudor alguno.
¿Dónde se queda España o nuestro país si ese nombre molesta? ¿Dónde nuestra idiosincrasia? ¿Y el sacrificio reconocido y admirado de tantos -de un lado, del otro y del medio- porque esta nación, y nosotros con ella, permaneciéramos con la cabeza alta en la historia?
Yo no quiero que esta gente me represente en ningún sitio. No quiero que hablan por mí. No quiero que mienten por mi. No quiero que engañan por mí.
Pido respeto, impulsar el bien común y prisa, mucha prisa, que los trenes pasan rápidos.
Es más complejo y lo se. Yo también lo soy, pero por resumir y como decía la gran Lola: " Si me queréis, irse"
Pues eso, por donde vinisteis, depredadores.
Buenos días, caminantes. ¡Vamos allá!
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