DE MAÑANA. Ciudad sucia


No renuncio a mis paseas matinales del fin de semana aunque se den las peores condiciones -escenarios, dicen ahora- climatológicas o de cualquier tipo.
Una de ellas, quizá la peor, son la fiestas de esta bendita ciudad que lo inunda todo de porquería, borracheras, ruido, atascos, olor a frito y tensión.
Da pena y mucha ver en las aceras esta mañana los resto de ayer noche, primer día de fiesta... y son diez: papeleras tiradas, carros de supermercado, botellas llenas y vacías, bolsas, vasos, regueros de vino... Eso, sí, un despliegue brutal del servicio de limpieza ya estaba intentando poner  en orden y adecentando el desastre nocturno. Ellos, Gus y yo, los únicos despiertos y alucinados...
No, no soy aguafiestas ni corta rollos, todo lo contrario, pero daba horror ver ayer a la juventud de esta ciudad a las ocho de la tarde: un ejercito de iguales, histéricos, bebidos y desafiantes.
En fin, supongo que las formas de divertirse son libres... Les auguro un futuro al menos raro.
Lo dicho, mucha pena.
¡Buenos días, caminantes! Vamos allá...
    

Comentarios