DE MAÑANA. Un sábado como ninguno


A mí me funcionan ciertos fetiches para hacer de los días lo que quiero que sean. Me explico: tengo una bufanda de la suerte, un gorro de la fortuna, unas botas de las siete leguas, una cazadora coraza, una chaqueta que me hace invisible, unas gafas de no ver y así, suma y sigue.
Hoy no iba a ser una sábado especial, pero me he armado hasta los dientes y subida en mis creencias y mi fuerza para impulsarme, voy a conseguir darle la vuelta al marcador.
Es verdad que no basta con envolverse en la magia de la convicción, para nada. Hay que ponerle ganas, como a todo,  y mucho esfuerzo y sazonarse con una moral a prueba de bomba porque el resultado a veces se queda a escasos centímetros de ser excelente.
Me queda siempre, por lo menos,  el regusto del secreto de mis armas, la capacidad de creer en mí y la potencia de mi fuerza interior a prueba de desastres, desencuentros y calamidades.
Anímate caminantes, esos mundos están llenos de gentes y oportunidades perfectas para ti, hechas a tu medida. Sal a buscarlas porque el camino de tu casa y tu corazón, no los conoces.
Muy buenos días.
 

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