DE MAÑANA. Mejor no pensarlo




Si te paras un segundo a pensar algunas cosas -un segundo, digo bien- jamás las harías. Una vez hachas, en cadena se sucederán mil tareas que lo mínimo que dan son mucha trabajera. 
Me refiero, concretamente, al paseo diario de los perros cuando ha llovido. Ellos no pueden dejar de hacer su ejercicio diario, si no lo hacen poco a poco en perros alfombra.
Pues ahí me veis, a las ocho de la mañana ya metida en fango y mis dos campeones corriendo como si no hubiera mañana. No tiene precio, la verdad.
¿Qué pasa después?
Enumeramos: quita botas, limpia botas, baña y seca  patas y barrigotas, lava toallas, aspirado intenso y, para rematar, poner mucho cuidado de que no se suban a ninguno de sus sitios preferidos.
¿Tiempo? Un rato largo.
Ahora, limpios y desayunados, duermen, en mi santuario,  pegados a mí,  mientras escuchamos ópera, escribo este artículo y pongo al día algunos trabajos pendientes.
A mí, me compensa.
¡Buenos días, caminantes!

#purodomingo




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