DE MAÑANA. La abuela que no soy
Si fuera abuela, que no lo soy (ni lo seré, dicen por ahí) estaría preparando el horno para hacer galletas de todos las formas posibles, que inundaran el hogar de olor, calor y sabor.
Si fuera abuela, adornaría la casa de figuritas y cintas de colores, que acolcharan aún más nuestra espacio donde somos -y nos gusta ser- manada y mejores.
Si fuera abuela, me pararía en cada escaparate para elegir lo único que podría elegir bien: ilusión y fantasía.
Si fuera abuela, no tejería jerseys verdes y rojos, ni disfrazaría a mis nietos con barbas y barrigotas: abriría un espacio de respeto para la vida que llega entre pajas y frío.
Si fuera abuela, me empañaría en enseñar a vivir estos días con pasión, fuerza, costumbre, generosidad, recuerdo y magia, mucha magia.
Dicen por ahí, que no lo seré.
¡Qué envidiosos!
¡Buenos días, caminantes!
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