DE MAÑANA. Elige tú el camino

Canal de Castilla. Cabezón de Pisuerga

No puedo decir que nunca me haya equivocado de camino ni de compañías. Muchas veces me ha costado lágrimas, rabia, tristeza y pedida de estima confiar en quien no debía y caminar en su compañía.

Los caminos no engañan. La señales que lanzan son inequívocas, eso sí, hay que ir despierto.

Las personas, es distinto. Ese afán de mantener unos estándares socialmente aceptados, laboralmente elogiados y primados o, por qué no, políticamente correctos, es lo habitual.

Nada hay en una persona, más que la enfermedad, que nos confirme quién es realmente de piel para adentro y eso, caminantes, es lo único que merece la pena.

La edad es muy sabia y maravillosa: te evita muchos problemas, confusiones, errores y postureos.

Quizá camine más lentamente, pero mucho más segura de que mis pasos son realmente los que quiero dar. 

¿Qué hay, caminantes?

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