DE MAÑANA. Ladrillos y flores

Esta tierra en la que vivo, os lo he dicho muchas veces, es de extremos difíciles de incorporar al ánimo, las rutinas y las alergias.
Del calor al frío, sin aviso; del ocre y el hielo al color y de la niebla a un sol de justicia que ciega.
Hay que quererla así porque en esos límites está su belleza y por ellos, nos ofrece imágenes hermosas y ejemplos hiperreal de superación y esperanza:  la vida siempre resurge a pesar de las dificultades.
La verdad es que somos las criaturas más débiles de la creación. Somos los únicos capaces de olvidar una y otra vez la fuerza que tenemos y de lo que somos capaces.
Somos lloricas, débiles y perezosos.  Así lo digo y así lo pienso.
La vida es muy breve como para andar olvidando y echando el freno.
Buenos días, caminantes.




Comentarios