Palabras en peligro de extinción

 



Hay palabras bellísimas, elegantes por fuera y por dentro, gustosas de pronunciar, de utilizar e interiorizar como luz de faro.

Me quedo colgada de muchas, una especie de enamoramiento que me lleva a coleccionarlas y releerlas de cuando en cuando.

Por no mentir, diré que pocas de las que la Real Academia de la lengua va incorporando al diccionario,  me gustan. Mis preferencias  van hacia vocablos más bien en cásicos y bestialmente certeros, capaces de describir, acotar, explicar o provocar

ʻʻ Vocablos más bien en desuso y bestialmente certeros,
     capaces de evocar, describir, acotar, explicar, provocar...


Uno de ellos, protocolo. Vámonos  a la RAE: . 

1. Regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto o por costumbre.  2. Serie ordenada de escrituras matrices y otros documentos que un notario o escribano autoriza y custodia con ciertas formalidades.  3. Acta o cuaderno de actas relativas a un acuerdo, conferencia o congreso diplomático.  4. Secuencia detallada de un proceso de actuación científica, técnica, médica, etc.  5. Inform. Conjunto de reglas que se establecen en el proceso de comunicación entre dos sistemas.


Regla, orden, secuencia... ¡Qué importante en mi vida! Sin orden, sin reglas y con una secuenciación matemática, mis días sería un caos de intentos sin fin que no me llevarían a ninguna parte. 

Esta forma de actuar me ha acompañado tantos años como agendas guardo y ha sido así como he logrado entender los días y entenderme yo para hacerme más eficaz, previsora y certera.

Otra de mis palabras fetiche, esfuerzo. Motor de la vida, de la consecución, del progreso... Aplicarlo a nuestro día a día te reviste de un poder extraordinario, imprevisible, único. Una capa roja salvadora.


ʻʻ Esfuerzo. Motor de la vida, de la consecución, del progreso... 
       Una capa roja salvadora 


Resumo lo que me ha pasado con esta maravillosas palabras, que no llevo tatuadas en la piel, pero sí  aplico su real significado  constantemente y que me han ayudado, salvado, en infinidad de ocasiones y malas rachas. Muy malas.

Pues bien, que se han puesto de moda, que de utilizarlas en el peor de los sentido y por personas de bajo perfil -hablamos de rigor- van perdiendo credibilidad, se van desinflando, volviéndose opacas.

El desprestigio, saliendo de algunas bocas para blanquear lo que no es blanco o dar credibilidad a lo que no es creíble, me causa mucha tristeza. Quienes están en el trascendente momento de educarse y formarse, no conocerán  su  verdadero significado gracias a aquellos apuestan por el pelotazo, el todo vale para mí y los míos y les importa bastante poco el interés común  porque es nulo su sentido de lo público ni de la vergüenza.

Yo las conocí en boca de mis abuelos y mis padres: unas generaciones irrepetibles, que con su esfuerzo nos sacaron adelante, con una disciplina ejemplar y cumpliendo estrictos protocolos aún por inventar.

El BOE, no avala, obliga.

Ya está.

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